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Buenos Aires, Argentina - Jueves, 29 de Diciembre de 2005
EL GOBIERNO NACIONAL
LANZA UNA CAMPAÑA
POR EL DESARME CIVIL
Contra las armas de la mesa de luz
“Si
tenés un arma, tenés un problema.”
Con ese slogan, el Ministerio de Justicia hará una
campaña para alertar sobre los riesgos de tener
un arma en la casa.
Por Cristian Alarcón
Cada turista que cruce la ruta en busca de descanso este
verano recibirá, en el puesto de peaje que le
toque en suerte, en el aeropuerto, o en la terminal,
un folleto en el que leerá: “Si tenés un
arma, tenés un problema”. Los dípticos,
diseñados por la Secretaría de Política
Criminal del Ministerio de Justicia de la Nación,
muestran imágenes de tragedias ocurridas por el
uso de armas de fuego en distintas situaciones domésticas.
La campaña que se realizará en todo el
país es el primer paso que da el Estado nacional
ante una sociedad que cada día se arma más,
y cada día mata más. Sólo en Buenos
Aires, el 19 por ciento de los muertos fallece por un
disparo de arma de fuego, según un relevamiento
de la Organización Panamericana de la Salud.
En la Argentina, cada dos horas una persona muere por
un impacto de bala. Cada día son doce. Al año
son 3700. Los datos surgen de otra novedad, la lectura
de las cifras que releva el Ministerio de Salud, que
tiene a mano el recuento de cadáveres. En 2003
hubo 3752 muertes por armas de fuego. Ayer, el secretario
de Política Criminal, Alejandro Slokar, le dijo
a Página/12 que en su área se asume que
“una política democrática sobre el tema
tiene que advertir acerca de los inconvenientes respecto
de la violencia de la sociedad, para lo cual como estrategia
primero se debe apelar a la sensibilización y
la toma de conciencia a través del Estado acompañado
de la sociedad civil”.
En este caso fueron diversas organizaciones no gubernamentales
las que se acercaron a la secretaría de Slokar,
un área que este año fue elevada por el
presidente Néstor Kirchner a la categoría
de secretaría de Estado.
Fue en conjunto, dicen, que decidieron poner en marcha
la campaña “Si tenés un arma, tenés
un problema”. Entre otras, las organizaciones que sumarán
su logo a los dípticos repartidos durante la temporada
son la Red Argentina para el Desarme, la Red Solidaria,
el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Sociales
y Penales (Inecip), la Asociación para las Políticas
Públicas (APP) y la Fundación Lebensohn.
Tres universidades adscriben también a la idea:
la Universidad de San Andrés, la Universidad de
Lanús y la Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales (Flacso).
La campaña surgió de un estudio de otras,
realizadas en países latinoamericanos. De entre
diferentes ópticas seleccionaron la uruguaya,
que –entienden los organizadores– no apunta a una versión
maniquea en la que hay poseedores de armas “buenos” contra
gente armada “mala”. Así, en uno de los dípticos,
sobre la fotografía de una mujer que llora sentada
en el piso del pasillo de su casa se lee, en letras rojas:
“Mi marido quiso defendernos del robo. A mí y
a mi hija. Hoy estoy sola”. En otro, la imagen es la
de un guardapolvo manchado de sangre. Sobre esta segunda
tragedia, dice: “Un compañerito lo molestaba.
Mi hija me dijo que lo iba a matar. No pensé que
estaba hablando en serio”. Y por fin, el tercero, en
el que sobre la imagen de una puerta abierta, sobre el
piso se dibuja en bordes blancos la silueta de un cadáver:
“Yo creía que era un ladrón. Mi hijo creía
que era una broma”.
Todos los folletos llevan, a un costado, la misma leyenda:
“Tener un arma de fuego en tu casa no te protege de la
violencia. La genera. Provoca riesgos desconocidos. Conlleva
la muerte. En nuestro país, cada dos horas, muere
una persona víctima de armas de fuego. Pensalo.
Desarmá la violencia”. El punto central de la
campaña no está dirigido a fortalecer una
imagen de seguridad pública, sino a mostrar que
las organizaciones de la sociedad civil y el Estado asumen
la tenencia de armas –legal o ilegal– como un problema.
Darío Kosovsky, coordinador del Centro de Estudios
de Seguridad y Política Criminal, plantea la necesidad
de marcar “la limitación de la campaña,
para que no surjan malos entendidos como en Brasil –donde
un intento de desarmar a la sociedad a través
de un referéndum resultó “un tiro por la
culata” para el gobierno de Lula–.
Es falso que una política de desarme disminuirá los
niveles de sensación de inseguridad. Ese no es
el mensaje de la campaña. El mensaje es decirle
a la gente que acá hay un problema grave. Tener
un arma sólo agrava el problema, no lo soluciona”.
Hay algunos datos que resultan interesantes a la hora
de leer el armamentismo civil. De cada diez muertes que
se producen en el país, siete nada tienen que
ver con el robo o el delito común. Son, la mayoría,
el resultado de problemas intrafamiliares o interpersonales.
“Esa fue una de las preocupaciones que nos trajeron las
ONG –señala Slokar, de Política Criminal–.
El tema es que las armas matan y su portación
hace que los conflictos se resuelvan con violencia, con
muerte. La idea es decirles a los argentinos algo sencillo
pero cierto. Las armas traen problemas.” |
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